"Nulla dies sine
meditatione",
actualmente Meditáldia,
surge de la
decisión de uno de sus creadores (Enrique)
de encontrar un ratito cada día para pensar, mirarse hacia
adentro, aterrizar en el suelo para
abandonar los problemas cotidianos y centrar su vida en lo verdaderamente
importante.
La excusa era una cita que empezó a
compartir con los amigos por correo electrónico, la lista de
distribución creció y creció, por nuevas amistades, re-envios, peticiones
y el boca a boca. Para aquellos que se lo perdían por problemas
informáticos, decidimos crear una presencia en la red
mediante el grupo de "msngroups". Entre esos amigos,
hubo uno de ellos muy especial (Luis)
que se identificó con la idea y se puso a enriquecerla convirtiéndola en
suya. De manera espontánea, de nuestras conversaciones, y viendo la
dimensión que tomaba el grupo, se pensó en la posibilidad de hacerlo en
forma de web y ampliar sus contenidos y objetivos. Lo que tenga que ser,
será... la única intención es arrancar una sonrisa, un suspiro, un "es
verdad", un "hoy puedo" o un "tengo razones para dejar de sufrir".
Con
que se produzca al menos una vez
MERECERÁ LA PENA:
Cierta vez en la que un científico anciano se paseaba por una playa al
despuntar el día,
divisó a lo lejos a un joven que parecía bailar entre la
playa y la arena.
El anciano se dijo: "Voy a acercarme a este joven que parece celebrar
con tanta alegría la llegada de un nuevo día".
Al llegar hasta donde estaba el joven se dio cuenta de que el joven
recogía
estrellas de mar de la arena y las lanzaba de nuevo al agua.
El anciano entonces preguntó: "Disculpe joven, pero ¿por qué hace Ud.
eso?",
a lo que el joven respondió: "La marea está bajando y las estrellas
están
quedando atrapadas en la arena, Yo las devuelvo al mar".
El anciano exclamó: "Pero eso no merece la pena, la playa es enorme y son
demasiadas estrellas".
El joven entonces se dobló, recogió una estrella, la lanzó al mar y
respondió:
"para ésa, mereció la pena".
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