Meditaciones del Quijote

 

 

         Meditationes del Quijote: Durante el año 2005, y en conmemoración del IV aniversario de la publicación de la primera parte del Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha, cada semana fuimos colgando en la página principal pequeños fragmentos de  la obra, que hemos ido recopilando y los hemos mantenido en esta sección.

       Esta sección la completamos con una perspectiva histórica, la revisión de algunos refranes, unos comentarios sobre el Quijote de Avellaneda...

 

 
 
Índice:    
bullet La locura de Don Quijote
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Los juicios panzamónicos:

bullet ¿Quién es el loco?
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El amor de Don Quijote: su locura

         le llevo al amor

bullet ü I. El sastre y el labrador
bullet El sueño
bullet Don Quijote , un caballero andante
bullet ü II. Los dos ancianos
bullet La maestría de la obra
bullet El concepto de la  mujer en Don Quijote
bullet ü III. La mujer y el ganadero
bullet La heroicidad en Don Quijote (I)
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El concepto de la alternancia del

        bien y del mal

bullet ü IV. La riña
bullet La heroicidad en Don Quijote (II)
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La "cordura"  de Don Quijote

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ü V. El mancebo socarrón

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La heroicidad en Don Quijote (III)

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El discurso  del método"

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ü   VI. La doncella disfrazada

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La heroicidad en Don Quijote (IV)

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"El camarote de los  hermanos Marx”

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ü VII. El puente de la verdad

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La crueldad de la sátira

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El abecederario del perfecto enamorado

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La hermosura del alma

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Los encantadores

 

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Un estilo literario "transparente"

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Poesía o realidad

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La voluntad de Don Quijote

 

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Sancho: "El Sócrates analfabeto"

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La vida

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Don Quijote como "directivo"

 

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La autoestima de Don Quijote

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La libertad

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El iluso caballero

 

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La muerte

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El agradecimiento

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¿Creer en Don Quijote?

 

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Los molinos de viento: "nuestro gigante"

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Don Quijote visto por Sancho

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Don Quijote y Hamlet

 

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Fantasía o realidad: El límite de

        la cordura

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Sancho visto por Don Quijote

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La vuelta a la cordura

 

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El gobernador de la ínsula de Barataria

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La fortuna

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La muerte de Don Quijote

 

 

 

 
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   La locura de Don Quijote se basaba en dos

          conclusiones falsas:

         - Que todo lo que había leído en los libros  de  caballerías era verdad histórica y fiel narración de hechos que en realidad ocurrieron.

 

         - Que en su época era posible resucitarla antigua caballería de antaño y mantener los ideales medievales de justicia y equidad.

                                                          

 

   
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El amor de Don Quijote: su locura le llevo

           al amor

 

  - ".... buscar una dama de quien enamorarse, por

     que el caballero andante sin amores era arbol

     sin hojas y sin frutos, y cuerpo sin alma." (I,1).

 

   -  El amor de Don Quijote es una exigencia

      derivada de su locura caballeresca ya que ante

      esta necesidad escoge por dama a Dulcinea del

      Toboso. Este mito literario por él inventado

      caló de tal forma en su corazón , alimentado

      por su fantasía y el ensueño, que

      verdaderamente llegó a enamorarse de su

      propia criatura.                       

                                               

                                                                    

 
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    Don Quijote , un caballero andante

 -         -  De la caballería andante se puede decir lo mismo   que del amor se dice: que todas las cosas iguala"  (Don Quijote a Sancho, I,11).

 -          -  "...me voy por estas soledades y despoblados buscando las aventuras, con ánimo deliberado de ofrecer mi brazo, a la más peligrosa que la suerte me depare, en ayuda de los flacos y menesterosos" (I, 13).

         -  Somos ministros de Dios en la tierra y brazos por quien se ejecuta en ella su justicia" (I,13)

           - " “....la vida de los caballeros andantes está sujeta a mil peligros y desventuras, y ni más ni menos está en potencia propincua de ser los caballeros andantes reyes y emperadores, ...” (I,15).      

  

 

 

Dulcinea, Dalí (1956/57)

robert schrag dulcinea kostüm

 

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El concepto de la  mujer en Don Quijote:

     - “Esa es condición natural de mujeres: desdeñar a quien las quiere y amar a quien las aborrece” (I,20)

      - “¿Quién hay en el mundo que se puede alabar que ha penetrado y sabido el confuso pensamiento y condición mudable de una mujer?” (I,27)

 

      - "Mira que no hay joya en el mundo que tanto valga como la mujer casta y honrada, y que todo el honor de las mujeres consiste en la opinión que dellas se tiene.....” (I,38).

 

      - “...que la mujer es animal imperfecto, por lo que hay que despejarle el camino de cualquier inconveniente, para que sin pesadumbre corra ligera  a alcanzar la perfección que le falta, que consiste en ser virtuosa”. (I,38)

 

      - Es asimismo la buena mujer como espejo de cristal luciente y claro, pero está sujeto a empañarse y oscurecerse con cualquiera aliento que le toque” (I,38)

 

      - “Hase de guardar y estimar la buena mujer como se guarda y estima un hermoso jardín que está lleno de flores y rosas, cuyo dueño

       no consiente que nadie le pasee ni manosee; basta que desde lejos y por entre las verjas de hierro gocen de su fragancia y hermosura”(I,38).

 

              Es de vidrio la mujer

              pero no se ha de probar

  si se puede o no quebrar

  por que todo podría ser

                          Y es más fácil el quebrarse

                          y no es cordura ponerse

                          a peligro de romperse

                          lo que no puede soldarse

                                                    (I,38)

 

   
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 El concepto de la alternancia del bien y del mal:

      Capítulo XVIII, parte I. Donde se cuentan las razones que pasó Sancho Panza con su señor Don Quijote, con otras aventuras de ser contadas.

    "Sábete, Sancho, que no es un hombre más que otro sino hace más que otro. Todas estas borrascas que nos suceden son señales de que presto a de serenar el tiempo y han de sucedernos bien las cosas, por que no es posible que ni el mal ni el bien sean durables, y de aquí se sigue que , habiendo durado mucho el mal, el bien está ya cerca".

     Estas explicaciones daba Don Quijote a Sancho Panza después de varias aventuras en las que salieron escaldados, y para convencer a Sancho de que siguiera a su lado y no se volviese con su familia

 
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La "cordura"  de Don Quijote:

¿ Quien no es tan loco con Don Quijote? Todo el mundo entiende que Don Quijote hace cosas de loco, acomete castillos o molinos de viento, pero sus reflexiones son de cuerdo.

El propio Cervantes lo describió: " No es un loco como todo el mundo", es un cuerdo al que se le va la cabeza en otros asuntos, pero que los pies los sigue teniendo en el suelo. Puede equivocarse al juzgar los molinos de viento como gigantes o los rebaños de ovejas como a batallones de soldados, pero nunca se equivoca en la razón por la cual hay que atacarlos, es decir lo que ennoblece al Quijote es justamente el deseo de atacar a algunos poderosos, o a alguien que perturbaría la convivencia de la comunidad.. Este espíritu de Don Quijote es la defensa de la justicia incluso ante las causas perdidas. Por otro lado, su locura solo aparece con la caballería andante .

                                                             

 

 
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"El discurso  del método":

Permitiéndome jugar con las comparaciones: así como Descartes en su Discurso del método establece la base de su pensamiento: Solo sé que no se nada, Cervantes es capaz también de sintetizar el pensamiento de su Don Quijote* en otra frase de gran contenido filosófico y con la que quiere definir el "racionalismo quijotesco":

"si de dos partes iguales quitamos partes iguales, las que quedan también son iguales" (XXXIII, Parte 1)

* En boca de Lotario, un personaje de una de las novelas cortas dentro del Don Quijote (el curioso impertinente)

 

   
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"El camarote de los  hermanos Marx”

Al leer el siguiente fragmento hay que reconocer que probablemente Groucho Marx se inspiró en lo aquí se narra para preparar su famosa película con la que he dado nombre a este comentario:

“Don Quijote ....arremetió a los cuadrilleros; ...don Luis daba voces a sus criados....El cura daba voces, la ventera gritaba, su hija se afligia, Maritornes lloraba, Dorotea estaba confusa, Luscinda suspensa, y doña Clara desmayada; el barbero aporreaba a Sancho, Sancho molía al barbero; don Luis le dio una puñada a su criado que le bañó los dientes en sangre, el oidor le defendía; don Fernando tenía debajo de sus pies a un cuadrillero...” (XLV, Parte I).

 

 
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El abecederario del perfecto enamorado

En una de las novelas cortas intercaladas por Cervantes en la primera parte del Quijote, el "Curioso impertinente", uno de sus personajes, Leonela describe el amor y el abecedario de los enamorados:

“...el amor ,..., unas veces vuela y otras anda, con este corre y con aquel va despacio, a unos entibia y a otros abrasa, a unos hiere y otros mata."

El abecedario del buen enamorado: "Él es , según yo veo y a mi me parece, agradecido, bueno, caballero, dadivoso, enamorado, firme, gallardo, honrado, ilustre, real, mozo, noble, honesto, principal, quantioso, y las eses que dicen*. Y luego tácito, verdadero. La x no le cuadra por que es la letra áspera. La y ya está dicha. La z zelador de tu honra" (XXXIV, Parte I)

* Las cuatro eses del enamorado eran: sabio, solo, solícito y secreto

 

 
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 Un estilo literario "transparente"

Tras amarrar a Don Quijote y meterlo en una jaula para llevarlo a su pueblo:

“ – ¡ Oh Caballero de la Triste Figura, no te dé afincamiento la prisión en que vas, porque así conviene para acabar más presto la aventura en que tu gran esfuerzo te puso! La cual se acabará cuando el furibundo león manchado con la blanca paloma tobosina yoguieren en uno, ya después de humilladas las altas cervices al blando yugo matrimoñesco; de cuyo inaudito consorcio saldrán a la luz del orbe los bravos cachorros que imitarán las rampantes garras del valeroso padre. Y esto será antes que el seguidor de la fugitiva faga dos vegadas la visita de las lucientes imágines, con su rápido y natural curso”.

Menos mal que Cervantes luego explica este párrafo en mente de Don Quijote:”… vió que le prometian el verse ayuntado en santo y debido matrimonio con su querida Dulcinea del Toboso, de cuyo felice vientre saldrían los cachorros, que eran sus hijos, para la gloria perpetua de la Mancha”.(46,I)

 

   
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Sancho: "El Sócrates analfabeto"

Del paso de la primera parte a la segunda percibimos una evolución del personaje de Sancho, de forma que se Socratiza, se convierte en un “Sócrates analfabeto”.

El la primera parte Sancho es la voz del pueblo, el coro, el jugo gástrico, y en la segunda es un gran analfabeto que se hace inteligente y en ese sentido Cervantes tiene razón cuando dice :” las cosas no son lo que parecen y que dentro de muchos analfabetos puede haber muchos Sócrates encerrados”.

La mayor virtud de Sancho es el ser leal consigo mismo, sin perder de vista sus propios intereses, sin traicionar nunca los intereses de su amo. A Sancho Panza siempre lo encontraremos al lado de D.Quijote, con razón o sin ella.

                                                                

 

 

Don Quijote

Luis Herrera (7años)

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La autoestima de Don Quijote

De mi sé decir que, después que soy caballero andante, soy valiente, comedido, liberal, bien criado, generoso, cortés, atrevido, blando, paciente, sufridor de trabajos, de prisiones, de encantos; y, aunque ha tan poco que me vi encerrado en una jaula como loco, pienso, por el valor de mi brazo, favoreciéndome el cielo y no me siendo contraria la fortuna, en pocos días verme rey de algún reino, adonde pueda mostrar el agradecimiento y liberalidad que mi pecho encierra; que mia fe, señor, el pobre está inhabilitado de poder mostrar la virtud de liberalidad con ninguno, aunque en sumo grado la posea” (50, I)

                                                               

 

 
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La muerte

…si entonces les diera muerte, pues la que se recibe repentina presto acaba la pena; más lo que se dilata con tormentos, siempre mata, sin acabar la vida” (Cardenio, 27, I)

“…ningún mal puede fatigar tanto, ni llega tan al extremo de serlo, mientras no acaba la vida” (el cura, 28,I)

“... que no hay que fiar en la descamada, digo en la muerte, la cual también come cordero como carnero...”  “...que con igual pie pisaba las altas torres de los reyes como las humildes chozas de los pobres; tiene esta señora más de poder que de melindre, no es nada asquerosa, de todo come y a todo hace, y toda suerte de gentes, edades y preemencias hinche sus alforjas; no es segador que duerme las siestas, que ha todas horas siega, y corta así la seca como la verde yerba...”  “ ...y tiene hambre canina que nunca se harta...” (Sancho, 20, II).

                                                                             

 

 
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Los molinos de viento: "nuestro gigante"

"…el problema no queda resuelto porque Don Quijote sea declarado demente. Lo que en el es anormal, ha sido y seguirá siendo anormal en la humanidad. Bien que estos gigantes no lo sean: pero…¿y los otros?, quiero decir, ¿y los gigantes en general? ¿De donde ha sacado el hombre los gigantes? Porque ni los hubo ni los hay en realidad. Fuere como fuere, la ocasión en que el hombre pensó por vez primera los gigantes no se diferencia en nada especial de esa escena cervantina. Siempre se trataría de una cosa que no era gigante, pero que mirada desde su vertiente ideal tendía a hacerse gigante. En las aspas giratorias de esos molinos hay una alusión hacia unos brazos briareros. Si obedecemos al impulso de esa alusión y nos dejamos ir según la curva allí anunciada, llegaremos al  gigante."      Meditaciones del Quijote (Ortega y Gasset)

 

 
bullet Fantasía o realidad: El límite de la cordura

El análisis del texto cervantino, y más específicamente centrándonos en nuestro caballero andante y en su percepción de la vida, nos muestra que para él su realidad es la caballería andante con sus molinos, con su Dulcinea, con su escudero, con sus aventuras..., siendo la realidad para el resto de los protagonistas, a excepción de Sancho, otra muy diferente. Esta situación contextual de ficción, nos lleva 400 años después de haber sido escrita a reflexionar sobre la relatividad de nuestra realidad personal, es decir ¿qué parte de nuestra realidad ha sido generada por nosotros mismos? ¿es esta parte de nuestra realidad la que hace que percibamos las cosas de forma diferente que los demás?. Don Quijote generó una realidad tan apartada de la realidad de los demás que fue considerado por estos como un loco.

                                                                            

 

 
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El gobernador de la ínsula de Barataria 

En la segunda parte, en los capítulos 45, 47, 49, 51 y 53 se cuenta la experiencia de Sancho Panza como gobernador de la ínsula de Barataria. De esta experiencia de nuestro analfabeto “amigo” cabrían destacar los juicios rápidos que tuvo que llevar a cabo según se hizo cargo del gobierno de la mencionada ínsula, que serán motivo de varias “meditaciones”, a las cuales por su similitud a los renombrados “juicios salomónicos”, nosotros designaremos “ juicios panzamónicos”.Como iremos viendo en las sucesivas semanas, llama la atención la clarividencia y la sabiduría popular que es capaz de aplicar nuestro “Sócrates” analfabeto, lo que hace que vayamos cambiando nuestra opinión del mismo a medida que Cervantes va desarrollando su personaje según vamos avanzando sobre las páginas de esta magistral obra.

             

 

 
bullet Los juicios "panzamónicos":  I.- El sastre y el labrador

El sastre dijo: “...este buen hombre llegó a mi tienda ayer  y poniéndome un pedazo de paño en las manos me preguntó: Señor, ¿habría en este paño harto para hacerme una caperuza?” El sastre respondió que si, entonces le preguntó que habría para dos, y así sucesivamente hasta cinco. El sastre creyó que el labrador estaba pensando que el sastre le iba a hurtar parte del paño. El sastre hizo las cinco caperuzas y el labrador no las quería pagar. Sancho pidió al sastre que sacase las caperuzas, y efectivamente sacó cinco, pero una para cada dedo de una mano. A esto Sancho sentenció: “...que pierda el sastre las caperuzas y el labrador el paño y las caperuzas se lleven a los presos de la carcel.”

 

 

Sancho

( Pintado por Amparo Herrera, 11 años)

 

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Los juicios "panzamónicos": II.- Los dos ancianos

“...se presentaron dos hombres ancianos, el  uno traía una cañaheja por báculo, y el sin báculo dijo: “ que le había prestado diez escudos de oro al del báculo con la condición que se los devolviese cuando se los pidiese, y que se los había pedido y le había dicho que ya se los había devuelto. “ Querría que vuesa merced le tomase juramento, y si jurase que me los ha devuelto yo se los perdono para aquí y para delante de Dios”. Para el juramento el anciano del báculo le pidió al otro anciano que le sostuviese este, e hizo el juramento, a lo que el otro anciano creyendo en era hombre de bien y buen cristiano asumió el juramento de su acreedor. Sancho ante esto le pidió al acreedor el báculo, y con este pagó al anciano que había dejado los 10 escudos, quedándose todos atónicos al mandar Sancho que rompiesen el báculo y encontrar en su interior el oro. Sancho explicó:”...de haberle visto al viejo que juraba, a su contrario, aquel báculo en tanto que hacía el juramento, y jurar que se los había dado realmente, y que, en acabando de  jurar, le tomó a pedir el báculo, le vino a la imaginación de dentro del estaba la paga”.

                                                                     

 

 
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Los juicios "panzamónicos": III.- La mujer y el ganadero

Una mujer reclamaba justicia a Sancho: “ señor gobernador, ese mal hombre me ha cogido en la mitad dese campo y se ha aprovechado de mi cuerpo como si fuese trapa mal lavado...”. A lo que el ganadero respondió. “...volvíame a mi aldea y topé por el camino con esta buena dueña, y el diablo que todo lo cuece, hizo que yogásemos juntos; paguele lo suficiente, y ella, mal contenta, asió de mi, y no me ha dejado hasta traerme hasta este puesto”. Ante esta queja, Sancho le pidió al ganadero que le diera a la mujer su bolsa, llena de piezas de plata. Al salir la mujer tan contenta, le dijo al ganadero que saliese tras ella y que se la quitase y volviese con ella. El  hombre volvió con la mujer, pero no pudo quitarle la bolsa, a lo que Sancho dictaminó: “Hermana mía, si el  mismo aliento y valor que habeís mostrado para defender esta bolsa  le mostrádares, para defender vuestro cuerpo, las fuerzas de Hércules no os hicieran fuerza”. “ Andad con Dios... y no pareis hasta salir de esta ínsula ni en seis leguas a la redonda”.

 

 
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Los juicios "panzamónicos": IV: La riña

Dos hombres riñendo a navajazos encontró Sancho, dando estos las siguientes explicaciones: " Vuesa merced sabrá que este gentilhombre acaba de ganar ahora en esta casa de juego más de mil reales, y sabe Dios cómo: y, hallándome yo presente, juzgué yo más de una suerte dudosa en su favor, contra todo aquello que me dictaba la conciencia...cuando esperaba que me había de dar algún escudo...no quería darme más de cuatro reales".  El otro reñidor explicó que era verdad lo que el otro decía, pero que "...no había querido darle más de cuatro reales, porque se los daba muchas veces", y por que "...para señal de que él era hombre de bien, ninguna había mayor que el no haberle querido dar nada; que siempre los fulleros son tributarios de los mirones, que los conocen". A lo que Sancho sentenció que el ganancioso pagase 100 reales a su acuchillador, y otros 30 a los pobres de la carcel, desterrando al otro de la ínsula por 10 años.

                                                                  

 

 
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Los juicios "panzamónicos": V: El mancebo socarrón

Le presentaron a Sancho a un mancebo que salió corriendo al ver a la justicia, y por que tropezó lo alcanzaron. Le preguntó Sancho: “¿Qué oficio tienes?. – Tejedor. - ¿Y qué tejes?. – Hierros de lanzas, con licencia buena de vuesa merced. –¿Graciosico me sois? ...¿adonde íbades ahora?. – Señor, a tomar el aire. – Y ¿adonde se toma el aire en esta ínsula?. – Adonde sopla.” No le sentó bien la contestación a Sancho, y lo mandó a dormir a la carcel esa noche. A lo que el mancebo le dijo que no podía hacerle domir en la carcel. Sancho dijo que era el gobernador y ya vería si podía. A lo que el mancebo le dijo, que la noche la pasaría en la carcel, pero que no pensaba dormir. La contestación le hizo gracia a Sancho, con lo que concluyó: “- Pues andad con Dios, idos a dormir a vuestra casa, y Dios os dé buen sueño; que yo no quiero quitárosle; pero aconséjoos que de aquí adelante no os burléis con la justicia, por que topareis con alguna que os dé con la burla en los cascos”.

 
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Los juicios "panzamónicos": VI: La doncella disfrazada

“- Señor gobernador, este que parece hombre no lo es, sino mujer, y no fea, que viene vestida en hábito de hombre”.. Llegárosle a los ojos dos o tres linternas, a cuyas luces descubrieron un rostro de mujer, al parecer de diez y seis o pocos más años...hermosa como mil perlas”. Sancho la estuvo interrogando, a lo cual la doncella dio largas, extensas explicaciones, que resumidas fueron: Tras la muerte de su madre, hacía 10 años su padre la encerró en casa, y desde entonces no había salida ni a la puerta de la calle. Convenció a su hermano para que le dejase vestirse de hombre, y así fue, salieron de noche los dos juntos, y al ver venir a la justicia salieron corriendo, atrapando a la doncella, y cuando esta acabó con sus explicaciones llegaron otros corchetes con el hermano que confirmó la historia a lo que Sancho concluyó: “ Vamos y dejaremos a vuesas mercedes en casa de su padre...Y de aquí en adelante no se muestren tan niños, ni tan deseosos de ver mundo; que la doncella honrada con la pierna quebrada y en casa; y la mujer y la gallina por andar se pierden aína; y la que es deseosa de ver también se muere por ser vista”.

                                                                                        

 
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Los juicios "panzamónicos" VII:  El puente de la verdad

Le plantearon a Sancho el siguiente caso: Para cruzar un río caudaloso que dividía un señoría había que asumir la siguiente norma: “Si alguno pasare por este puente, de una parte a otra, ha de jurar primero a donde y a qué va; y si jurase verdad déjenle pasar, y si dijese mentira muera por ello ahorcado...” “Sucedió pues que tomando juramento a un hombre, juró y dijo que para el juramento que hacía iba a morir en aquella horca...”. Los jueces que allí estaban dijeron: “Si a este hombre le dejamos pasar libremente, mintió en su juramento y, conforme a la ley, debe morir; y, si le ahorcamos, él juró que iba a morir en aquella horca, y, habiendo jurado verdad, por la misma ley debe ser libre”. A lo que Sancho dictaminó: “...tiene la misma razón para morir que para vivir,... porque si la verdad le salva, la mentira le condena igualmente..., que le dejen pasar libremente, pues siempre es alabado el hacer bien que mal...”

 
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La hermosura del alma (II, capítulo 58)

“Advierte Sancho, que hay dos maneras de hermosura: una del alma y otra del cuerpo; la del alma campea y se muestra en el entendimiento, en la honestidad, en el buen proceder, en la liberalidad y en la buena crianza, y todas estas partes caben y pueden estar en un hombre feo, y cuando se pone la mira en esta hermosura y no en el cuerpo, suele nacer el amor con ímpetu y con ventajas. Yo, Sancho, bien veo que no soy hermoso, pero también conozco que no soy disforme, y bástale a un hombre de bien no ser un monstruo para ser bien querido, como tenga los dotes del alma que te he dicho.”

                                                                                      

Pintado por A.Herrera (11 años)

 

Pintado por L.Herrera (7años)

 

bulletDon Quijote: Poesía o realidad

- Si se nos dice que Don Quijote pertenece íntegramente a la realidad, no nos enojaremos. Sólo haríamos notar que con Don Quijote entraría a formar parte de lo real su indómita voluntad. Y esa voluntad se haya henchida de una decisión: es la voluntad de la aventura. Don Quijote que es real, quiere realmente las aventuras. Como él mismo dice: "Bien podrán los encantadores quitarme la ventura, pero el esfuerzo y el ánimo es imposible”. Por eso con tan pasmosa facilidad transita de la sala del espectáculo al interior de la patraña. Es una naturaleza fronteriza, como lo es en general, según Platón, la naturaleza del hombre. -

                                                                                                                              Meditaciones del Quijote (Ortega y Gasset)

 
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Don Quijote: La vida (II,53)

“Pensar que en esta vida las cosas della han de durar siempre en un estado es pensar en lo escusado. Antes parece que en ella anda todo en redondo, digo, a la redonda: la primavera sigue al verano, el verano al estío, el estío al otoño, y el otoño al invierno y el invierno a la primavera, y así toma a andarse el tiempo en esta rueda continua. Sola la vida humana corre a su fin, ligera más que el tiempo, sin esperar renovarse, si no es en la otra que no tiene términos que la limiten.” Son palabras que utiliza Cervantes, con el pseudónimo de Cide Hamete en el propio texto para “ entender la ligereza e inestabilidad de la vida presente y la duración de la eterna que se espera, muchos sin lumbre de fe, sino con la luz natural, lo han entendido”.

                                                                          

 
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La Libertad (II, 58)

“- La libertad, Sancho, es uno de los más preciosos dones que a los hombres dieron los cielos; con ella no pueden igualarse los tesoros que encierra la tierra y el mar encubre; por la libertad, así como por la honra, se puede y debe aventurar la vida; y, por el contrario, el cautiverio es el mayor mal que puede venir a los hombres. Digo esto, Sancho, por que bien has visto el regalo, la abundancia que en este castillo que dejamos hemos tenido; pues en metad de esos banquetes sazonados y de aquellas bebidas de nieve me parecía a mí que estaba metido entre las estrechezas de el hambre por que no lo gozaba con la libertad que lo gozara si fueran míos; que la recompensas de los beneficios y mercedes recibidas son ataduras que no dejan cambiar al ánimo libre. ¡Venturoso aquel a quien el cielo dio un trozo de pan, sin que le quede obligación de agradecerlo que al mismo cielo!”                                                                                                                          

 

 
bullet El Agradecimiento (II, 58)

Don Quijote: “Entre los pecados mayores que los hombres cometen, aunque algunos dicen que es la soberbia, yo digo que es el desagradecimiento, ateniéndose a lo que suele decirse: que de los desagradecidos está lleno el infierno. Este pecado, en cuanto me ha sido posible, he procurado yo huir desde el instante que tuve uso de razón y, sino puedo pagar la buenas obras que me hacen con otras obras, pongo en su lugar los deseos de hacerlas y, cuando estos no bastan, las publico, por que quien dice y publica las buenas obras que recibe también las recompensará con otras si pudiera; por que, por la mayor parte, los que reciben son inferiores a los que dan, y así, es Dios sobre todos, por que es dador sobre todos, y no pueden corresponder las dádivas del hombre a las de Dios con igualdad, por infinita distancia, y esta estrecheza y cortedad en cierto modo lo suple el agradecimiento”. 

  

 
bulletDon Quijote visto por Sancho (II,33)

“... lo primero que digo, es que yo tengo a mi señor Don Quijote por loco rematado, puesto que algunas veces dice cosas que, a mi parecer, y aún de todos aquellos que le escuchan, son tan discretas y por tan buen carril encaminadas, que el mesmo Satanás no las podría decir mejores; pero, con todo esto, verdaderamente y sin escrúpulo, a mi se me ha sentado que es un mentecato. Pues como yo tengo esto en el magín, me atrevo a hacerle creer lo que no lleva pies ni cabeza...” . La Duquesa tras oir a Sancho, y este haberse ido dijo  “...pues Don Quijote de la Mancha es loco, menguado y mentecato, y Sancho Panza su escudero lo conoce, y , con todo esto, le sirve y le sigue, y va atenido a las vagas promesas suyas, sin duda alguna debe ser él más loco y tonto que su amo;...”             

                                                                                 

 
bullet Sancho visto por Don Quijote ( II, 32)

“...Sancho Panza es uno de los más graciosos escuderos que jamás sirvió a caballero andante: tiene a veces unas simplicidades tan agudas, que el pensar si es simple o agudo causa no pequeño contento; tiene malicias que le condenan por bellaco, y descuidos que le condenan por bobo; duda de todo y créelo todo; cuando pienso que se va a despeñar de tonto, sale con unas discreciones que le levantan al cielo. Finalmente yo no le trocaría con otro escudero, aunque me diesen de añadidura una ciudad; y, así, estoy en duda si será bien enviarle al gobierno de quien vuestra grandeza le ha hecho merced, aunque veo en él una aptitud para eso de gobernar, que atusándole tantico el entendimiento, se saldría con cualquier gobierno como el rey con sus alcabalas”.

                                                                    

 
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La Fortuna (II,66)

Saliendo Don Quijote y Sancho de Barcelona, volviendo a su tierra tras ser derrotado por el Caballero de la Blanca Luna (que no era otro que el bachiller Sansón Carrasco) tuvieron la siguiente conversación sobre la fortuna:

Sancho: “Tan de valientes corazones es, señor mío, tener sufrimiento en las desgracias, como alegrías en las prosperidades, y esto lo juzgo por mi mismo; que si, cuando era gobernador estaba alegre, agora, que soy escudero de a pié, no estoy triste. Porque he oído decir que esa que llaman por ahí Fortuna es una mujer borracha y antojadiza y, sobre todo, ciega, y así, no ve lo que hace, ni sabe a quien derriba ni a quién ensalza”

Don Quijote: “Lo que se te decir es que  no hay fortuna en el mundo, ni las cosas que en el suceden, buenas o malas que sean, vienen acaso, sino por particular providencia de los cielos, y de aquí viene lo que suele decirse que cada uno es artífice de su ventura”.  

                                                                                  

 
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¿Quién es el loco?

Durante la estancia de Don Quijote en Sierra Morena haciendo penitencia por su querida Dulcinea, tuvo lugar una discusión entre nuestro caballero y su escudero, en la cual se reconoce por los dos la “locura” de Don Quijote:“

– A fe Sancho-, que, a lo que parece, que no estás tu más cuerdo que yo. A lo que Sancho contestó: “ No estoy tan loco, más estoy más colérico” (25,I)

Implícitamente en su afirmación, don Quijote deja ver un atisbo de cordura al reconocer su locura. Sancho en su réplica “No estoy tan loco…” le está reconociendo a nuestro protagonista que realmente piensa que no está cuerdo”

Por otro lado, a pesar de que Sancho es consciente de que el caballero de la Triste Figura no está en sus cabales, cree sinceramente que acabará siendo gobernador de una ínsula, aunque en cierta forma fue gobernador de la Ínsula de Barataria.

 

 

 
bullet El sueño (II, 68)

Sancho:"...en tanto que duermo, ni tengo temor, ni esperanza, ni trabajo, ni gloria; y bien haya el que inventó el sueño, capa que cubre todos los humanos pensamientos, manjar que quita la hambre, agua que ahuyenta la sed, fuego que calienta el frío, frío que templa el ardor, y, finalmente, moneda general con que todas las cosas se compran, balanza y peso que igualan al pastor con el rey, y al simple con el discreto. Solo una cosa tiene mala el sueño, según he oído decir, y es que se parece a la muerte, pues de un dormido a un muerto hay muy poca diferencia."

"- Duerme tú, Sancho - respondió don Quijote- , que naciste para dormir, que yo, que nací para velar, en el tiempo que falta de aquí al día daré rienda suelta a mis pensamientos..."

                                                                                  

 
bullet La maestría de la obra  ("Guía del lector del Quijote"  - Salvador de Madariaga-)

La observación de Cervantes es tan penetrante, su estilo tan apto y tenso y claro, que la obra es para nosotros la realidad misma. De esta cuerda son la mayoría de los diálogos entre Don Quijote y Sancho. Cervantes es aquí el creador espontáneo y libre, el observador imparcial que ama a los seres humanos, sea cualquiera su estado, clase y virtud, el escritor nato que no escribe palabra que no sea viva; el artista que no conoce otra cosa que la realidad vista a través de la emoción, siempre romántica, se deja guiar e influir por el siempre clásico buen sentido.

Su imaginación aunque romántica por naturaleza, es clásica en su sobriedad, en la economía de sus medios y en su admirable equilibrio de expresión y concepción. Acuciada por el prurito seudoclásico, esta imaginación cervantina, tan limpia y clara, pierde contacto con la tierra y se entrega a fantásticas evoluciones; asunto y estilo toman un carácter difícil y Cervantes se presenta entonces tan extravagantemente romántico como severamente clásico cuando el punto seudoclásico no le dominaba.    

                                                                                  

 
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La heroicidad en Don Quijote (I)

 

 Siguiendo el concepto de héroe de Ortega y Gasset: Héroe es ser uno mismo, ¿quién puede negar la heroicidad de nuestro protagonista?. Cuando realmente lo que hizo no fue más que ser él mismo, decidiéndose a hacer aquello en lo que realmente creía, hacerse caballero andante, y asumir como principios de vida la justicia y el amor , principios, eso sí,  defendidos a través de las armas.

Por estar loco, no por eso deja de ser un héroe, ya que lucha y persigue ser él mismo sin evitar en ningún momento el asumir aquello que el destino decidió proponerle, a pesar de ser un flacucho hidalgo cincuentón .

Don Quijote podría ser un ejemplo a seguir, no en su demencia, si no en la rotundez de su vivir, de su vivir según su conciencia, de vivir según sus creencias, de vivir según su realidad. Quizás deberíamos hacernos nosotros la pregunta: ¿vivo como soy o soy como vivo?. Don Quijote hubiera contestado:  ¡Vivo como Soy!

                                                              

 

bulletLa heroicidad en Don Quijote (II)

En el análisis que hace Thomas Carlyle sobre la heroicidad, dice “ El hombre vive porque cree en algo; no por discutir y argumentar sobre muchas cosas”, lo que hace de la fe, de la creencia en algo uno de los puntos constituyentes de la heroicidad, en cierta forma su justificación. La fe en su misión está presente en Don Quijote desde el principio y así permanecerá hasta su muerte, a pesar de los golpes, de las pedradas y las derrotas, y es lo que hace nacer en él el amor “heroico” por la verdad. Continuando con Carlye: “El héroe puede ser lo que quiera, según el tipo de mundo en el que ha nacido”. Por qué nuestro hidalgo no puede ser un caballero andante, y loco por añadidura, si puede ser lo que quiera. Es cierto que la historia empieza cuando ya nuestro héroes es un esquelético vejestorio chiflado, por lo que es la fe la que le salva de estas circunstancias y le permite lucir el calificativo de  “héroe”.  Don Quijote, que sueña con sus ideales en los que tiene depositados su fe, nos interroga: y tú ¿dónde tienes tu fe?. Ya que La lucha por ella es la lucha por la felicidad.

   
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La heroicidad en Don Quijote (III)

El autobautismo del héroe  constituye la forma de conciencia del protagonista y su mundo individual, cuando el novel caballero se libera de sus ropajes cotidianos para expresar su absoluta voluntad de destino. El desconocido y vejestorio hidalgo ha determinado lo que va a ser, ha programado su vida y ha identificado su yo: Don Quijote de la Mancha. Nuestro protagonista nada más asomar en los escritos, en el capítulo 1, se plantea tres opciones de vida: seguir la vida vegetativa de un hidalguete de aldea, hacerse escritor (“...muchas veces le vino el deseo de tomar la pluma...”), o la más inverosímil, hacerse caballero andante. El héroe tradicional solo tiene una opción única, su irreversible destino literario, invento de su locura, es la expresión de su absoluta capacidad de escoger. Esta elección lleva intrínseca un derroche de valentía, de heroicidad, ya que se decanta por la más difícil, pero por la que se identificaba más con sus ideales. Si nos abstraemos de su demencia, ¿podría ser Don Quijote un modelo de valentía? ¿Qué mayor valentía que la fidelidad a nuestro destino?

                                                                                                                         

 

bulletLa heroicidad en Don Quijote (y IV)

La voluntad, según la definición de Juan Luis Vives,  es aquella facultad o energía del alma por lo cual deseamos lo bueno y aborrecemos lo malo, guiado por la razón. La voluntad del héroe se pone de manifiesto en Don Quijote: “Caballero soy y caballero he de morir, si le place al Altísimo”(II,31). Se hace patente aquí que su locura no ha trastornado su voluntad de restablecer un concepto absoluto de justicia en el mundo. Aunque cuando Don Quijote dice: “Yo he satisfecho agravios, enderezado tuertos, castigado insolencias, vencidos gigantes y atropellado vestiglos”  mezcla su misión de justicia con seres frutos de su majadera imaginación  (gigantes y vestiglos) . Pero aunque los tuertos que endereza se quedan más tuertos que nunca, las injusticias que quiere reparar no hacen casi nunca otra cosa que perjudicar más a las víctimas, o las victorias con las que sueña no parecen llegar: palos y pedradas le rompen los dientes y le abollan las costillas,  mantiene su voluntad, una férrea voluntad de justicia , que le llevará a enfrentarse con sus “gigantes”.

En resumen nuestro héroe lo es tal ya que vive como es, luchando con valentía por lo que cree y manteniendo su voluntad por cambiar el mundo en el que vive, es decir, viviendo de acuerdo con sus principios.  Así  Don Quijote nos conduce a la reflexión sobre la heroicidad del  "vivir"  fieles a nuestros principios y a que tengamos la valentía de trasladar esta "meditación" a nuestra vida.

                                                                                              

 
bulletLa crueldad de la sátira (II, cap 65)

Al intentar el Caballero de la Blanca Luna (que no era otro que su vecino el bachiller Sansón Carrasco) que Don Quijote recobrase su cordura, un tal Antonio Moreno le recriminó diciendo; " Dios os perdone el agravio que habéis hecho a todo el mundo queriendo volver cuerdo al más gracioso que hay en él..." . Y continúa , "...diría yo que nunca sane Don Quijote, porque, con su salud, no solamente perdemos sus gracias, sino, las de Sancho Panza su escudero; que cualquiera dellas  puede volver a alegrar a la misma melancolía".

En este fragmento se pone de manifiesto una condición inherente al ser humano que es el egoísmo, en este caso llevado al extremo de la crueldad, una crueldad vestida con el disfraz de la sátira. Este personaje, Antonio Moreno, que se mofa de nuestro añoso y desvencijado Don Quijote, llega a desear que no recobre su cordura, para no perder sus gracias,  llega al grado de la crueldad más "egoísta" , la de no querer que sane. Esto se contrapone al altruista principio de vida de nuestro hidalgo: la lucha por la justicia. En el Siglo XXI sigue habiendo Caballeros de la Blanca Luna y "Antonios Moreno", a nosotros nos toca elegir de qué revestirnos

                                                                                 

 

 
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Los encantadores

 Cuando Don Quijote no comprende algún hecho de su propia historia recurre a la figura de los encantadores para justificarlo: "Ese, es un sabio encantador, gran enemigo mío..."(I,7); "¿no os dije yo, señores, que este castillo era encantado?" (I,45); "En esta aventura se deben haber encontrado dos valientes encantadores" (II,29). En nuestra vida, en nuestra realidad subjetiva, tenemos nuestros encantadores. Nuestra firme confianza en nuestra razón, en muchos casos parcial, puede suponer la entrada en nuestra vida de los encantadores. ¿O no son encantadores nuestras excusas, nuestros argumentos para defender nuestras posturas o nuestras emociones que pueden confundir nuestra realidad personal ?. Lo que nos diferencia de nuestro hidalgo es su locura, aunque nos lanza el reto, desde su ingenio, de desenmascarar y reconocer a nuestros encantadores, ya que él así lo hizo.                                                                                                              

 

 
bulletLa voluntad de Don Quijote

La vida de nuestro hidalgo se sustenta en un acto de voluntad, nada en su vida justifica sus actos, o el sesgo con el que ha impregnado a su vida, salvo su ya consabida locura. Por lo general y haciendo un paralelismo con nuestra vida, nuestra voluntad, que es guiada por nuestra conciencia, tiene unas apetencias hacia unos objetivos más que a otros, como sería la fama sobre el dinero  o la honestidad sobre el éxito, o ¿quizás al revés?, de forma que las reservas combinadas de nuestra vida, nuestros principios, nuestros valores,  respaldarían a nuestra voluntad. Es decir, que sería nuestra conciencia la que regiría a nuestra voluntad ( o al menos así debería ser). En el caso de Don Quijote, esta relación es al contrario, en vez de sustentar los objetivos de la voluntad con todas las formas del vivir, su vida, lejos de la realidad, se haya con el único apoyo de su voluntad, la de ser caballero andante, sin tener en cuenta sus apetencias ni su conciencia, ya que se reviste de la conciencia de la orden de caballería, sería la antítesis de nuestra forma de vivir, lo voluntad sobre la conciencia.

                                                                                                       

 

 
bulletDon Quijote como "directivo"

¿Puede salir de las aventuras de nuestro maduro hidalgo algún consejo para aquellas personas responsables de un proyecto de trabajo? ¿Para personas que tienen un sueño y luchan por él?. Si consideramos que el núcleo de la personalidad de Don Quijote es su capacidad de asumir retos, la defensa de una visión, su particular visión, y de unos valores que terminan logrando el éxito; aunque sea un éxito distinto al que se esperaba. Su capacidad de cambio, de adaptación, de aprender por el camino son otras virtudes muy trasladables al mundo empresarial actual. A pesar de ser un personaje creado hace cuatro siglos, ¡qué familiares nos resultan estas condiciones que Cervantes supo inculcar a su héroe! El aprendizaje de Don Quijote se hace a través de sus diálogos con Sancho, en estos se pone de manifiesto su capacidad de escucha y de análisis, siempre teniendo en cuenta sus opiniones, es la base del nuevo estilo de dirección basado en la flexibilidad, la capacidad de renovación y la complementariedad entre el equipo de trabajo.

 

 
bulletEl iluso caballero

Una de las acepciones de la palabra iluso descritas en el diccionario de la Real Academia Española hace referencia a “propenso a ilusionarse, soñador” y en este sentido me voy a referir a nuestro hidalgo. Desde su sabia locura, desde su atinada visión del mundo y sobretodo, desde sus conmovedoras ilusiones, Don Quijote nos da una lección de vida. Su caballeresca vida está siempre iluminada por la luz de sus ilusiones y sus ideales, ilusiones que aunque sean irreales y absurdas, son sus ilusiones, son las que mantienen viva su heroicidad, y las que en cierta forma le hicieron ser feliz, si alguna vez lo fue. La reflexión que se deriva de esta aproximación no es otra que la valoración de la necesidad de conocer nuestros ideales, nuestras ilusiones, ya que estas son la base de nuestra esperanza, la base de nuestra felicidad. No importa lo desviados de la realidad que estén, lo “caballerescos” que parezcan ser, lo importante es que estén, ya que son las estrellas que dirigen nuestro sentir, nuestro vivir. Aunque estos ideales parezcan inalcanzables, nos marcan el camino, aunque ¿cuantas veces los hemos hecho alcanzables solo con la valentía de afrontarlos?.   Una vida sin ilusiones... es una desilusión.

 

 
bullet¿Creer en Don Quijote?

¿Qué significa creer en Don Quijote? Supongo que significa creer en la realidad de su personaje, de su mente. Porque una cosa es creer en un personaje, y otra muy diferente es creer en la realidad de las aventuras que le ocurrieron. Don Quijote se nos presenta como un caballero que vaga en sus empresas filantrópicas por los polvorientos caminos de España, siempre apelado y en apuros, con un doble carácter:  realidad y sueño, porque Cervantes sabía que la realidad estaba hecha de la misma materia que los sueños. Jose Luis Borges  dice que “Sabemos cuándo en la ficción nos encontramos con un verdadero personaje: cuando éste existe más allá del mundo que lo creó”. Y describe por qué el Don Quijote nos parece tan verosímil y tan cercano: "No sé si podemos encontrar un solo libro, un buen libro, del que aceptemos el argumento aunque no aceptemos a los personajes. Eso no ocurre nunca; creo que para aceptar un libro tenemos que aceptar a su personaje central". Si buscamos el paralelismo de nuestra vida con esta figura literaria, al igual que creemos en el hidalgo manchego como personaje central de la obra cervantina, ¿cuánto más necesitamos creer en nosotros mismos? Para poder aceptarnos, al igual que aceptamos un buen libro, debemos creer en el personaje central, que cuando estamos hablando del libro de nuestra vida, se trata de creer en nosotros mismos: de creer en nuestra realidad y en nuestros sueños.

 

 
bulletDon Quijote y Hamlet: de loco a cuerdo y de cuerdo a loco

Don Quijote dialoga y a través del diálogo construye los escenarios en que aparecen doncellas, gigantes y dragones. En su locura imita a los grandes héroes y acaba convertido en héroe el mismo. Hamlet monologa, y a través del monólogo se enfrenta a un público desde el que se construye a si mismo como objeto de reflexión. Se finge loco y acaba provocando el desastre fruto de su propia ficción, cada vez más lejos de poder actuar independientemente. El primero es un hombre de acción, el segundo destruye su capacidad de acción. El primero es un hidalgo que pasa a la historia como el último caballero andante. El segundo un príncipe que pierde su reino además de la vida. Ambos se conquistan a si mismos, ambos aprenden quienes son. Pero tal vez se pueda preferir la muerte digna de Don Quijote, su aprendizaje sereno, antes que el sentimiento trágico del príncipe de Dinamarca.

Nuestra vida es una mezcla de cordura y de locura, de acción y de pasividad, de heroicidad y de cobardía, de Don Quijote y de Hamlet. Por lo que tenemos que decidir quienes somos, tenemos que definir  nuestras ficciones y nuestros sueños, y conquistarnos a nosotros mismos, en definitiva: vivir.

 

 
bulletLa vuelta de la cordura

Cervantes al final del libro cierra el ciclo de la locura de nuestro protagonista, de forma que deja de ser el Caballero de la Triste Figura y vuelve a ser el lugareño hidalgo cincuentón que era Alonso Quijano. “- Dadme, albricias, buenos señores, de que ya yo no soy don Quijote de la Mancha, sino Alonso Quijano a quien mis costumbres me dieron renombre de Bueno";  “ ... yo fui loco y ya soy cuerdo, fui don Quijote de la Mancha y soy agora, como he dicho, Alonso Quijano el Bueno. Pueda con vuesas mercedes mi arrepentimiento, y mi verdad volverme a la estimación que de mí se tenía...”

La reflexión que surge tras su lectura, nos lleva a pensar que fue la cordura lo que le llevó a la muerte. Con la pérdida de sus locos, desviados y trasnochados ideales, se le quitaron las ganas de vivir al darse cuenta desde su cordura de su realidad . Esto nos conduce a valorar  nuestros ideales, y a la necesidad de mantenerlos vivos, ya que si dejamos que estos se marchiten, nos puede pasar como a don Quijote: con su vuelta a la cordura perdió sus sueños, perdió su felicidad y con ella los motivos para vivir, se "desenamoró" de la vida.

 

 
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La muerte de Don Quijote

Epitafio de Don Quijote

 

 

Yace aquí el hidalgo fuerte

que a tanto extremo llegó

de valiente, que se advierte

que la muerte no triunfó

de su vida con su muerte.

 

Tuvo a todo el mundo en poco;

fue el espantajo y el coco

del mundo, en tal coyuntura

que acreditó su ventura

morir cuerdo, y vivir loco

                           

                (Don Quijote, II, 74)

 

 Epitafio de las Meditationes del Quijote

 

Tras cuatrocientos años de ser

Don Quijote sigue siendo

espantajo loco o cuerdo

héroe iluso o esperpento

un espejo en donde vernos

 

Su mundo y sus venturas

su esperanza  e ilusiones

que al mundo dan cordura

¿o más bien locura?,

 firman estas meditationes  

                         

    ( nulla dies sine meditatione)

 

 
 
 

 

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